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Unas investigaciones recientes sugieren que ambas condiciones podrían estar vinculadas: quienes padecen epilepsia tendrían más posibilidades de sufrir esquizofrenia y a la inversa. Otro estudio también relaciona la esquizofrenia con la denominada enfermedad bipolar. Aquí te contamos más detalles sobre estos hallazgos y cuáles son los síntomas más notorios de la esquizofrenia.

La epilepsia y la esquizofrenia son dos palabras largas, que suenan raro y se escriben con E. Ambas se refieren a distintos problemas de salud que se relacionan con el cerebro. Y estos no son los únicos rasgos que comparten: un nuevo estudio encontró que, al parecer, quienes padecen una enfermedad tienen más posibilidades de sufrir la otra.

En detalle, unos investigadores de Taiwán han encontrado que las personas con epilepsia tienen casi ocho veces más probabilidades de desarrollar esquizofrenia que los que no la padecen, mientras que quienes sufren de esquizofrenia son seis veces más propensos a tener epilepsia.

Para llegar a estos resultados, que fueron publicados en la revista Epilepsia, los investigadores analizaron la información de casi 5.200 pacientes con esquizofrenia y más de 11.500 con epilepsia. Según los especialistas, esta doble relación podría deberse a causas genéticas, ambientales o neurobiológicas.

Paralelamente, otro estudio ha encontrado un posible vínculo (asociación) genético entre la esquizofrenia y el denominado trastorno bipolar o enfermedad maníaco depresiva. En este caso, se trata de una investigación desarrollada por científicos de la Escuela de Medicina de Mount Sinai, en Estados Unidos, que fue publicada en la revista Nature Genetics, en la que se identificaron once regiones genéticas (de las cuales seis no se habían descubierto antes), que tienen que ver con el riesgo de tener estas enfermedades mentales. Estos datos, aportan nuevos conocimientos sobre las causas de ambas enfermedades.

La epilepsia es una condición del sistema nervioso que causa cambios breves, repentinos y repetidos en la actividad eléctrica normal del cerebro. Esos cambios se conocen como ataques o episodios epilépticos, comúnmente llamados convulsiones, y afectan temporalmente la manera en que una persona se comporta, se mueve, piensa o siente.

Por ejemplo, durante una convulsión la persona puede perder el conocimiento y dejar de respirar mientras sus músculos se contraen, o puede permanecer despierta pero con una sensación distorsionada de olores y sonidos y tener visión borrosa. Estos son sólo algunos síntomas, que dependerán del tipo de epilepsia del que se trate.

La enfermedad bipolar, por su parte, es un trastorno mental caracterizado por cambios bruscos en el estado de ánimo, que van desde el más eufórico (maníaco), en que la persona está muy activa pero de manera dispersa y no productiva, hasta el más decaído (depresivo).

Por último, la esquizofrenia es un tipo de psicosis que hace que la persona no pueda distinguir lo que es real de lo que es imaginario y afecta el comportamiento social de quien la padece ya que modifica la capacidad de pensar claramente, de controlar las emociones, actuar con coherencia, tomar decisiones, percibir la realidad y relacionarse con el entorno y con los demás.

¿Cómo puedes distinguir si alguien tiene este problema? Los síntomas serán distintos según el tipo de esquizofrenia del cual se trate, pueden producirse lentamente, a través del tiempo, o de repente, de un momento a otro. También pueden aparecer y desaparecer por momentos.

En general, la persona con esquizofrenia se comporta de manera extraña, haciendo que los demás lo eviten. Entre los síntomas más comunes, puedes notar que la persona afectada tiene alguno o varios de los siguientes comportamientos:

  • Fantasías o ideas falsas, como que alguien los está espiando o que ellos son famosos o dioses.
  • Alucinaciones. Lo más común es que escuchen voces imaginarias que les dan mandatos o les hacen comentarios, pero también pueden oler aromas que no existen, tener sabores raros en la boca y sentir sensaciones en la piel aunque nada ni nadie los esté tocando.
  • No muestran reacciones emocionales ni expresan sus sentimientos, como reírse ante un chiste o angustiarse ante alguna mala noticia, y tienen altibajos emocionales.
  • Se sienten desmotivados y no les interesa nada, no pueden planificar o realizar sus actividades ni tomar decisiones propias, dejan de bañarse e higienizarse y se aíslan y evitan situaciones sociales.
  • Les cuesta organizar (poner en orden) lo que van a decir, mezclan palabras o cambian de un tema a otro sin sentido. También pueden escribir o hablar mucho pero de manera incoherente.
  • Les cuesta prestar atención, concentrarse y recordar cosas. Incluso, se olvidan o pierden objetos constantemente.
  • Se mueven lentamente y repiten movimientos o gestos, como caminar en círculos.

Es difícil convivir con alguien que sufre esta enfermedad pero debes saber que puede tratarse y mejorarse. Si conoces a alguien con esquizofrenia, es importante que lo o la ayudes y que trates de integrarlo en las actividades cotidianas.

Si crees que algún familiar o amigo podría estar sufriendo esta enfermedad o muestra síntomas de esquizofrenia, coméntale tu preocupación y motívalo a que busque ayuda profesional lo antes posible. Lo ideal es que consulte a un psiquiatra especializado. Si bien la esquizofrenia no tiene cura, recuérdale que se puede tratar y que, con un tratamiento apropiado, muchas personas logran mantener los síntomas controlados y mejoran su calidad de vida.

 

Imagen © iStockphoto.com / Nemanja Glumac

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