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La música ha estado con nosotros desde siempre; para celebrar, pensar, conversar y recordar. Si queremos estar felices, seguro pensaremos en una canción; para sufrir por amor, tendremos otra y ni hablar sobre si queremos recordar nuestra juventud. Por eso todos los primeros de octubre se celebra el día internacional de la música. Existe una forma de utilizarla con fines terapéuticos y avalado por la ciencia: la musicoterapia. ¡Conozcámosla!

¿Qué es?

De acuerdo con la Asociación Chilena de Musicoterapia comprende el “uso profesional de todo lo relacionado con la música para intervenir en entornos médicos, educativos y cotidianos optimizando la calidad de vida, mejorando la salud y bienestar en todos los ámbitos físicos, mentales y psicológicos”. 

Rodrigo Quiroga, musicoterapeuta chileno señala que este proceso debe ser guiado por un musicoterapeuta cualificado. Actualmente muchas universidades de Latinoamérica lo ofrecen como un título de especialidad. Es un tratamiento que requiere objetivos y ser sistemático en el tiempo, puntualiza.

Una terapia que tiene muchas herramientas

La música tiene muchas aristas, y podemos sacarle el jugo utilizándola como herramienta terapéutica. Por lo tanto, los musicoterapeutas utilizan:

  • El ritmo, tono y timbre
  • Las texturas y formas
  • La melodía 
  • Usar la música como un lenguaje, no solo poner un disco

Con esto, siguiendo objetivos claros y conociendo los efectos que tiene, es posible generar cambios en las personas. Tales como:

  • El desarrollo motor, comunicacional y de coordinación oído-cuerpo
  • La memoria y creatividad al crear un ritmo, melodía o escribir una canción
  • La relajación, al utilizar sonidos que son amenos para las personas
  • El desarrollo de las habilidades sociales al estar en un ambiente de trabajo musical
  • Usar respuestas y conexiones de las personas con la música estimulando cambios positivos en el estado de ánimo

La terapia supone crear música con instrumentos, cantar, moverse con la música y en algunos casos solo escucharla. Otro momento muy importante, es la relación del paciente con su terapeuta. En muchas ocasiones a través de la música, y en momentos de conversación posterior, es posible explorar las emociones más difíciles.

Una terapia que va muy bien con los tratamientos médicos

La música tiene grandes efectos en las personas, tal como señalaba un artículo previo en Vida y Salud, el estudio sobre los beneficios de la música en los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). En palabras de su coautor el Dr. Rafael Ramírez: “Los niños con TEA frecuentemente tienen intacto el procesamiento de la música e incluso hay estudios que confirman que son mejores procesando y reconociendo el tono que las personas neurotípicas (personas que no padecen trastornos del neurodesarrollo)”. Uno de los grandes trabajos que se realizan con estos niños, es que logren expresar facialmente sus emociones, y en relación a eso señala que “pensamos en utilizar la música para reforzar la identificación de las emociones en las expresiones faciales”.

Hay gran cantidad de investigaciones que están entregando beneficios reales gracias al trabajo en conjunto de la musicoterapia con las terapias medicas tradicionales. A continuación, podemos observar algunas aplicaciones:

  • Ansiedad: las personas que se deben enfrentar a una operación riesgosa, un evento muy estresante y a la ansiedad postraumática, han visto sus niveles disminuidos. En un experimento en Taiwán con estudiantes universitarios, señalaron tener pensamientos positivos, relajación y confianza en ellos.
  • Depresión: la musicoterapia, unido a los tratamientos farmacológicos, psiquiátricos y psicológicos tienen un impacto positivo. Aumenta la capacidad para comunicarse, expresar sentimientos y ser funcionales. La mejora del sentimiento de bienestar en la musicoterapia permite que los tratamientos médicos tengan un mayor efecto.
  • Cáncer: no es una cura para el cáncer, pero ayuda a aliviar la ansiedad y depresión que supone el padecimiento, lo que puede ayudar a mitigar los efectos adversos de los tratamientos como la quimioterapia.
  • Niños y adolescentes: permite diagnosticar desordenes que aparecen en este momento de la vida, como cambios de humor, ansiedad y de alimentación. Permite apoyar a jóvenes que sufren de bullying, problemas de violencia intrafamiliar, separación, intentos de suicidio, entre otros. Tal como se mencionaba previamente, la musicoterapia ayuda a que los procesos sean fluidos y se de una mayor autorreflexión y expresión con los profesionales, reducir la ansiedad, aumentar la confianza y aprender a escuchar.
  • Problemas cardiacos: una investigación del 2013 señala que mejora el ritmo cardiaco, respiratorio y presión sanguínea en personas con enfermedades cardiacas. Al igual que aquellos que tuvieron un ataque al corazón o un derrame cerebral, les ayuda a recuperar las funciones motoras.
  • Memoria: por las características de la musicoterapia se ha visto que permite, en los adultos mayores, trabajar la memoria y calmarles en aquellos momentos donde no recuerden algo. Si bien no hay cura para el Alzheimer, junto a tratamiento médico, la musicoterapia puede ayudar a mitigar la progresión de la enfermedad, pero no detenerla.

En febrero de este año, 2022, se publica un artículo en la revista Scientific reports, del prestigioso grupo Nature, liderado por Nicola Brienza, de la universidad de Bari Aldo Moro, Italia. Ellos observaron que el efecto de una sesión de musicoterapia baja los niveles de ansiedad significativamente, así como la saturación de oxígeno en pacientes hospitalizados con Covid-19. Si bien, no reemplaza el tratamiento médico, es una muestra de la mejora que puede tener un tratamiento en conjunto.

Algo que podemos hacer nosotros mismos

La revista anxiety.org le pidió a la musicoterapeuta Jenni Rook algunos tips para crear una lista de reproducción, que ayude a reducir los niveles de estrés. Esto es lo que señala:

  • Utiliza música familiar, empieza con tu propia colección de música. Así puedes asocial la música a momentos felices de tu vida
  • Usa música de disfrutes, no escuches algo que le gusta a tu familia o amigos. Conoce lo que te gusta y que se asocie a distintos estados de ánimo. Puede ser por la velocidad de la canción, el volumen y las voces o instrumentos
  • Encuentra música que te hable. Que sea un amigo empático, que valide tus sentimientos actuales
  • Considera música sin letra, eso aumentará tu imaginación ya que tu crearás la historia que se quiere contar
  • Ordena tus listas para llegar al estado anímico que quieres tener
  • Confía en tu intuición musical, si bien hay profesionales de la musicoterapia, tu eres quien mejor puede saber que te hará llorar, o te motive a correr esa milla extra

Quizá al leer este artículo, y si estabas vivo en los 90´s, seguro que se te viene a la mente “el efecto Mozart”. Se pensaba que acompañar con música de Mozart el embarazo, los bebés nacían con un mayor coeficiente intelectual. Tuvo un gran impacto, generando una industria prominente. Los investigadores niegan tal efecto hasta el cansancio y mencionan que la música de Mozart solo aumenta por unos minutos la habilidad para doblar papel o recorrer un laberinto.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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