Los anteojos cumplen muchas funciones — corrigen tu visión, te ayudan a leer con comodidad y conducir tu automóvil con seguridad, te permiten cambiar tu imagen para estar de moda. Puede ser que tengas varios pares con diferentes objetivos. Pero todos tienen una cosa en común: deben cuidar a tus ojos, protegiéndolos de la radiación ultravioleta. Porque cuando se trata de tus ojos, un solo par te tiene que durar toda la vida.
Los rayos ultravioleta son formas invisibles de la energía solar que causan cáncer y quemaduras en la piel y enfermedades en los ojos. Hay tres tipos de rayos ultravioleta:
Todos estamos expuestos a los rayos UV pero algunos estamos más expuestos que otros. Si pasas largas horas bajo el sol, así sea practicando deportes en ambientes exteriores como montar bicicleta, golf, tenis, navegar, corres mayor riesgo a los efectos dañinos de los rayos UV. Además, si trabajas en alguna labor que requiera que pases largos ratos en ambientes exteriores, también necesitas protección contra los rayos UV. Otras actividades que nos exponen a altas intensidades de estos rayos son:
Además, los ojos de los niños son particularmente susceptibles porque usualmente pasan mayor tiempo bajo el sol que los adultos y sus ojos permiten la infiltración de más rayos UV.
Además de causar cáncer en la piel, los rayos UV pueden deteriorar tus ojos permanentemente. Las células en los ojos, contrario a las células de la piel, no tienen la habilidad de regenerarse. Así es que cuando expones tus ojos a los rayos UV, te arriesgas a padecer de cataratas, daños a tu retina, fotoqueratitis, cáncer en los párpados y la piel alrededor de tus ojos y otras enfermedades dolorosas que te pueden dejar parcialmente o completamente ciego en un futuro.
El ojo sabe como protegerse cuando la radiación UV no es muy intensa o no dura mucho tiempo. La cornea y los lentes cristalinos juntos absorben todos los rayos UV-B y el 98% de los rayos UV-A bajo condiciones razonables. Cuando la exposición es excesiva puede ocasionar daños severos.
Como la exposición a la luz UV daña el ojo y es acumulativa durante tu vida, debes asegurarte de obtener lentes que ofrezcan una completa protección UV. El hecho de que un lente sea oscuro, no significa que tenga protección UV — por el contrario, puede significar un gran riesgo para el usuario porque el color oscuro hace que la pupila se dilate, permitiendo que pase más luz y radiación UV dentro del ojo. Es por eso que la protección 100 por ciento contra los rayos UV cada día gana más importancia para prevenir la degeneración macular o el desarrollo de cataratas a largo plazo.
Aunque la atmósfera nos protege de la radiación UV-C, necesitamos protección de la radiación UV-B y de la UV-A. Los lentes fotosensibles son una buena opción ya que absorben los rayos UV-B y UV-A, ofreciendo el máximo de protección. De hecho la radiación UV-A es lo que causa que el material fotosensible cambie de claro a oscuro.
Es importante señalar que no todos los lentes fotosensibles plásticos ofrecen un 100 por ciento de protección UV. Pregúntale a tu profesional de la salud visual si tus lentes proporcionan protección total. Porque hay que cuidar del único par de ojos que tendrás en esta vida.
Imagen © iStock / Juan Darien
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