Además de los síntomas respiratorios comunes a otras infecciones virales, el COVID-19 presenta un efecto en la capacidad de sentir olores; algo que, salvo por la congestión, no se observa mucho en otras enfermedades. La anosmia, como también se le conoce, puede mantenerse por meses o incluso años después de sanar de la enfermedad. Eso sí, hay muchas otras causas para perder el olfato, por lo que, en este artículo, además de entender las causas, te contaremos en que otras enfermedades se presenta.
El olfato puede perderse de manera parcial o completa, lo que puede dificultar en muchos casos a los pacientes saber hasta que punto pueden estar teniendo anosmia, como es conocida. El sentido del gusto está muy relacionado con el olfato en lo biológico y como nos relacionamos con el mundo externo. Generalmente el olfato será nuestro punto previo para saborear. Por eso, el olor nos dirá los componentes de los alimentos y si hay algún peligro de intoxicación. Además, nos pueden posicionar mentalmente en otros momentos de nuestra vida:
“El olfato parte con la activación, es decir, captamos con receptores específicos posicionados en la parte más interna de la cavidad nasal las partículas que están flotando en el aire. Eso genera activación de unas neuronas que llevan esta señal al cerebro, donde se distribuirá para que no solo sintamos el olor, pero también para vivirlo desde diversas áreas de nuestro pensamiento”, comenta la Dra. Stéphanie Mathis del departamento de Neurología, en el Hospital Universitario de Bordeaux, Francia.
Es decir, una anosmia, o pérdida de la capacidad de oler, nos deja en una situación muy compleja en lo biológico y lo psicológico.
Aunque es común que al resfriarnos, tener alergia o sinusitis se nos tape la nariz, produciendo una anosmia, pero esta se resuelve en cosa de días. Ese no es el caso de otras enfermedades, que nos puede tomar por sorpresa la pérdida del olfato y muchas veces debe ser causa de preocupación:
La pérdida olfativa afectaba a 5 de cada 10 pacientes infectados durante la pandemia de COVID, transformándolo en un síntoma característico. Aún hoy continúa preocupando, principalmente al alto número de personas que continúan con anosmia luego de 2 años de haberse curado.
Esta disfunción olfatoria post-viral como se le ha llamado, es un relativo misterio. Algunas explicaciones a las causas son:
En síntesis, es posible que por el proceso de anosmia podamos entender aún más como los patógenos pueden tener efectos a corto y largo plazo en nosotros. De la misma manera que el virus del papiloma humano, es capaz, a largo plazo, de producir cáncer cervicouterino.
Por Carlos Diego Ibáñez
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