Skip to main content

Si toses y te falta el aire cada vez que te ejercitas, ni te asustes ni dejes de practicar un deporte o de participar en actividades físicas. Como muchas personas – incluso algunos atletas profesionales –  probablemente padeces de asma inducida por el ejercicio que por suerte se puede controlar. Aprende qué debes hacer para que puedas salir a ejercitarte sin preocupaciones.

Desde luego que es normal que una sesión vigorosa de ejercicios aeróbicos, que una clase de spinning (montar una bicicleta estacionaria a una velocidad muy alta), o que un partido de tenis te deje jadeando, pero en cuanto paras, la respiración vuelve rápidamente a la normalidad. Pero no es esa la falta de aire a la que nos referimos, sino a la dificultad para respirar, la opresión en el pecho y la tos, todos ellos síntomas asociados al asma que se presentan cuando la persona realiza una actividad fuerte. Es lo que se conoce como asma inducida (o provocada) por el ejercicio. La mayoría de los asmáticos crónicos experimentan síntomas de asma cuando hacen ejercicio, pero también hay muchas personas que no sufren de asma crónica y que experimentan los síntomas, pero solamente durante la actividad física. A esto se le conoce como asma inducida por el ejercicio.

¿Y por qué produce asma el ejercicio?

Quizás te parezca contradictorio que el ejercicio, que es tan beneficioso para la salud y que nos ayuda a que nos llenemos de oxígeno y de energía, nos produzca precisamente falta de aire. Todo tiene su explicación. Cuando respiras, el aire que inhalas se calienta y se humedece cuando atraviesa los conductos nasales. Pero la mayoría de la gente respira por la boca mientras realiza ejercicios fuertes y eso se traduce en que inhalan aire más frío y más seco. En el caso de las personas que sufren de asma inducida por el ejercicio, las franjas de músculos alrededor de las vías respiratorias son sensibles a esos cambios de humedad y de temperatura del aire que va entrando en el cuerpo. Estas franjas reaccionan con espasmos y contracciones, lo que va estrechando poco a poco las vías respiratorias.  Inhalar y exhalar el aire se hace cada vez más difícil por lo que al poco tiempo, la persona empieza a experimentar los siguientes síntomas:

  • Opresión en el pecho
  • Tos
  • Sibilancia (se escucha un silbido al respirar)
  • Fatiga y/o falta de aire al hacer ejercicios

Los síntomas del asma inducida por el ejercicio pueden ser desde leves hasta más intensos y tienden a  empeorarse en el caso de que la persona haga ejercicios al aire libre y entre en contacto con el polen y otros contaminantes presentes en el aire, o si tiene en ese momento algún tipo de infección respiratoria, como el catarro común o un resfriado. Por lo general, los síntomas del asma inducida por el ejercicio aparecen entre los 5 y los 20 minutos después de comenzar el ejercicio, o entre 5 a 10 minutos después de se termina de realizar algún ejercicio ligero.

¿Significa esto que hay que dejar de hacer ejercicio si me da asma?

No dejes que el asma inducida por el ejercicio te prive de algo tan importante para tu salud, tu bienestar y tu entretenimiento. De hecho, hay varios atletas, incluso a nivel olímpico, que han aprendido a controlar sus síntomas para poder entrenar y competir sometiendo al cuerpo a grados extremos de esfuerzo. Tú puedes hacer lo mismo. Lo importante es tener un plan para el control del asma que te indique tu médico.

Tu plan de acción:

  1. Toma tus medicamentos inhalados para el asma o broncodilatadores de 15 a 20 minutos antes de hacer ejercicio. Consulta con tu médico cuál es el mejor para ti. Entre los más comunes son los inhaladores beta-2 agonistas de corta acción (como el albuterol, el pirbuterol, el salbutamol, o la terbutalina) que evitan que las vías respiratorias se contraigan y mantienen al asma bajo control durante 4 a 6 horas. Tu médico también podría recetarte broncodilatadores de larga duración (o LABA por sus siglas en inglés), como el salmeterol o el formoterol, que controlan los síntomas hasta por 12 horas. Estos últimos deben usarse en combinación con un cortico-esteroide.
  2. Si padeces de asma crónica, sigue tu plan para el control de la misma bajo la supervisión de tu médico. Así te será más fácil controlar los síntomas que se presenten durante el ejercicio.
  3. Realiza ejercicios de calentamientos antes de la sesión y termina el entrenamiento con una sesión de estiramiento.
  4. Si hace frío, haz los ejercicios en casa o en el gimnasio, pero si no puedes evitar estar al aire libre, cúbrete la boca con una máscara o una bufanda.
  5. Si sufres de alergia y/o el polen desencadena tus ataques de asma, evita ejercitarte al aire libre si los conteos de polen están muy altos en el área en que vives.
  6. No hagas ejercicios si tienes algún tipo de infección viral, como un catarro.
  7. No te excedas. Ejercítate al nivel de intensidad apropiado para ti.

Las personas con asma inducida por el ejercicio pueden tolerar mejor algunas actividades que otras. Las que se toleran mejor son las que suponen períodos de esfuerzo cortos e intermitentes (gimnasia, vóleibol, béisbol o la natación que se realiza en un medio húmedo). Por el contrario, los síntomas de asma inducida por el ejercicio aparecerán con más frecuencia si se practican deportes que requieran largos períodos de esfuerzo como el fútbol, baloncesto, correr distancias largas o maratones, así como los deportes sobre hielo como el hockey o el patinaje.

De cualquier manera, el asma ya sea crónica o el asma inducida por el ejercicio no debe ser una excusa para que te quedes sentado(a). Como te mencioné anteriormente, un gran porcentaje de los deportistas profesionales la padecen y la diferencia es que han aprendido a controlarla. Con ayuda de tu médico y un poco de disciplina, tú podrás hacer lo mismo sin que tengas que renunciar a un programa de ejercicios que es fundamental para tu salud física y mental.

 

Ultima revisión: 2017

Copyright © 2017 Vida y Salud Media Group. Todos los derechos reservados.

Imagen © iStock / Ridofranz

Comentarios de nuestra comunidad