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De acuerdo con los expertos, las encuestas confirman su creencia de que la exposición repetida a los impactantes actos de violencia con armas de fuego que ocurren con regularidad en este país, el único entre sus pares, está afectando la salud de las personas, incluyendo a los niños y los adolescentes. Los tiroteos repetidos en escuelas, iglesias y tiendas erosionan la sensación de seguridad. Es una crisis de salud pública. Aquí encontrarás más información al respecto.

En el transcurso de 10 días en el mes de mayo del 2022 en los Estados Unidos ha habido masacres en Búfalo, Nueva York, en Laguna Woods, California, y en Uvalde, Texas, en un supermercado, una iglesia y una escuela. Esto no sólo ha causado la muerte de docenas de personas (incluyendo 19 niños), sino que ha destrozado a varias familias, a varias comunidades y ha causado ansiedad en todo el país.

De acuerdo con el Gun Violence Archive, una organización sin fines de lucro que monitorea los datos relacionados con la violencia relacionada con las armas en EE. UU., sólo en 2022, para el 25 de mayo ha habido 213 tiroteos masivos. Los tiroteos masivos se definen como incidentes en los que se hiere o mata a cuatro o más personas. Y continúan sucediendo. El Washington Post reportó al menos 14 tiroteos masivos, desde California a Arizona a Tennessee, sólo en el fin de semana de Memorial Day (entre el 28 y el 31 de mayo del 2022). 

De acuerdo con los datos de la FBI, entre el 2000 y el 2019, 2.851 personas fallecieron en 333 incidentes de tirador activo en EE. UU., a los que definen como “una persona que participa activamente en matar o intentar matar a personas en un área confinada y poblada.

Se estima que hay alrededor de 400 millones de armas en los Estados Unidos entre la policía, el ejército y los civiles estadounidenses. Más de 393 millones (más del 98%) de esas armas están en manos de civiles, el equivalente a 120 armas de fuego por cada 100 ciudadanos. Pero estas están concentradas en las manos de sólo el 32% de los estadounidenses. El norteamericano promedio que las posee tiene 5 armas de fuego, mientras que solamente el 22% de los propietarios de armas únicamente tienen una arma de fuego y el 68% de los estadounidenses no poseen ninguna. 

La violencia masiva afecta la mente y el espíritu de los estadounidenses. Cuando la American Psychological Association encuestó a más de 2.000 personas acerca de su nivel de estrés sólo unos cuantos días después de los tiroteos masivos que sucedieron uno tras otro en El Paso, Texas y en Dayton, Ohio, en 2019, los hallazgos expusieron el número de víctimas de una violencia aparentemente incesante y aleatoria.

Una tercera parte de los que respondieron dijeron que no irían a ciertos lugares públicos por miedo a volverse una víctima de un tiroteo masivo. Casi la misma cantidad dijo que no podía ir a ninguna parte sin preocuparse de que le dispararan. El 24% dijo que había hecho cambios en su vida debido a su miedo a un tiroteo masivo.

El 62% de los padres dijeron que vivían con el temor de que sus hijos fueran víctimas de un tiroteo masivo, y el 71% dijeron que la posibilidad de violencia masiva estaba agregando estrés a sus vidas.

Desde entonces el estrés sólo se ha intensificado debido a otros factores, incluyendo la pandemia (en la que han fallecido un millón de personas en este país), etc. Los expertos dicen que el hecho de que se ataquen iglesias y escuelas ha sido particularmente angustiante para muchas personas que consideraban estos espacios como lugares seguros del tumulto del mundo.

De acuerdo con la doctora Roxane Cohen Silver, una psicóloga de la University of California at Irvine, que ha estudiado el trauma durante décadas, “La gente está emocionalmente exhausta”. Dice que “No podemos ver estos eventos aisladamente. Estamos viendo una cascada de traumas colectivos.  No pienso que muchas personas podrían haber concebido este grado de pérdida”.

De acuerdo con el Dr. Joseph Sakran y la Dra. Katherine Florecki, ambos cirujanos especializados en trauma en el Johns Hopkins Hospital, el problema de las muertes por armas de fuego no es sólo los tiroteos masivos, son todas las lesiones y otras muertes que suceden a diario por ellas. Hablan de cómo las personas de color tienden a vivir en vecindarios más pobres con servicios públicos que no cuentan con suficientes fondos, con pocas oportunidades económicas y acceso limitado a la atención médica. Sugieren que se debe abordar tanto los determinantes sociales como políticos de la salud.

Ellos dicen que la violencia por armas trasciende la raza. Por ejemplo, por primera vez en 40 años, los incidentes relacionados a la violencia por armas (incluyendo los homicidios, suicidios y lesiones no intencionales) han sobrepasado a los accidentes automovilísticos y se han vuelto la primera causa de muerte entre los niños y los adolescentes, independientemente de su raza. El número de víctimas de homicidios con disparos múltiples aumentó del 59% en 2005 al 70% en 2015. No es raro que las víctimas lleguen al hospital con 10 o 20 heridas de bala. Los doctores Sakran y Florecki piensan que la solución está en la prevención. Piensan que si no se declara a la violencia con armas de fuego una emergencia de salud pública y se realizan los cambios necesarios, como ha sucedido hasta ahora, nada cambiará.

De acuerdo con la doctora Sonali Rajan, una investigadora sobre la prevención de violencia en las escuelas de la Columbia University, es importante invertir más en las escuelas, pero no aumentando la presencia de policías en ellas. Dice que existe evidencia de que esto es perjudicial para los niños en su aprendizaje y que afecta desproporcionadamente en forma negativa a los niños de color. Para ella, ese es un muy buen ejemplo de los distritos escolares que invierten mucho dinero en prácticas que no están haciendo nada productivo y, de hecho, pueden tener consecuencias negativas no deseadas. Otras estrategias para las cuales no hay evidencia científica de que son efectivas en las escuelas incluyen: detectores de metales, políticas de tolerancia cero, sistemas anónimos de informes de amenazas y armar a los maestros con armas de fuego.

La doctora Rajan piensa que la sociedad les está fallando a nuestros niños. Hay que preguntarse ¿por qué un chico de 14 años lleva un arma a la escuela? Porque no se siente seguro. Ella piensa que la solución está en las leyes de control de armas.

De acuerdo con Richard Barnes, doctor en leyes del New Jersey Gun Violence Research Center en la facultad de salud pública de Rutgers University en Piscataway, Nueva Jersey, uno de los pocos lugares que realiza investigación interdisciplinaria sobre las causas y la prevención de la violencia por las armas de fuego, incluyendo homicidios y suicidios, él dirige los proyectos que se concentran en la prevención de suicidios y cómo las disparidades sociales se relacionan con la violencia en las comunidades negras y latinas. Él dice que tenemos muchas más armas que otros países desarrollados. Y donde tienes muchas armas de fuego, vas a tener más violencia armada.

El piensa que es importante preguntarles a las personas en estas comunidades cómo viven y por qué piensan que necesitan un arma de fuego para entenderlos mejor. Desarrollar una relación de confianza que lleve a recomendaciones y métodos de prevención que funcionen. Para obtener esta información es necesario dedicar más dinero a la investigación.

En mi próxima columna discutiré la relación entre la violencia por armas y la enfermedad mental; cómo hablar con los niños acerca de la violencia por armas; qué signos sugieren que tu hijo tiene problemas para manejar la situación; y cómo puedes proteger tu salud mental en estos tiempos.

 

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Imagen: ©Shutterstock / Roman Bodnarchuk

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