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Has perdido mucho peso pero no puedes recobrar el tono muscular en tu abdomen, te molesta la flacidez de esa zona y toda la piel que te sobra. ¡Ya no sabes qué hacer para eliminarlos!  Alguien te ha hablado de la abdominoplastía, pero el sonido mismo de la palabra ya te causa algo de temor, no entiendes bien a qué se refiere ni tampoco sabes si es algo riesgoso o no. Para que despejes tus dudas, aquí te contamos lo bueno y lo malo de esta cirugía plástica del abdomen.

Cuando la dieta y el ejercicio no son suficientes para eliminar todo el peso que la persona desea, o incluso cuando se han ido quedando acumulaciones de grasa en áreas específicas, como el vientre, no hay que desesperarse. Hay recursos y métodos para volver a lucir un vientre plano, pero estas opciones, aunque muy efectivas, son más agresivas, potencialmente peligrosas y hay que considerarlas cuidadosamente con el médico.

Tal es el caso de la cirugía de la pared abdominal o abdominoplastía, por ejemplo, que es algo que en general se hace por elección propia y no por una necesidad médica. Es una cirugía muy efectiva, pero que no es recomendable para todos los casos.

Aunque permite eliminar la grasa acumulada en el abdomen y volver a fortalecer los músculos en esa zona del cuerpo, la abdominoplastia (que no debe confundirse con la liposucción) es una cirugía plástica que conlleva todos los riesgos que puede tener cualquier operación. Por ejemplo:

  • Reacciones no esperadas a la anestesia, como problemas respiratorios y hasta un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.
  • Sangrado, infección, hematoma, inflamación (hinchazón) y coágulos de sangre en las piernas o en los pulmones.
  • Riesgos propios de la abdominoplastía en sí, como daño a los órganos internos, pérdida de piel, daño a los nervios que puede causar dolor o entumecimiento en parte del abdomen y problemas de cicatrización.

Además, la abdominoplastía requiere cuidados especiales luego de la operación. Tendrás dolor e incomodidad durante varios días después de la cirugía y posiblemente debas tomar calmantes y usar una faja durante 2 o 3 semanas.

Tampoco podrás hacer actividad física ni realizar movimientos que causen tensión en la zona abdominal durante un tiempo, ni tampoco podrás trabajar durante las primeras semanas después de la cirugía.

Asimismo, deberás ir al médico para que te quite los puntos y luego cuidar de no exponer la cicatriz al sol, para que no te queden manchas.

Por todo esto, antes de someterte a una abdominoplastía debes analizarlo bien con uno o varios especialistas que puedan asesorarte sobre el método más conveniente para ti. En general, las personas que se hacen una abdominoplastía son:

  • Las mujeres que han tenido más de un embarazo y que, a pesar de la dieta y el ejercicio no logran mejorar el tono muscular.
  • Las personas muy obesas que han perdido mucho peso, cuya piel y músculos no pueden recobrar su tono normal.
  • Las personas mayores que, debido a la edad, la herencia, las fluctuaciones de peso significativas y/o cirugías anteriores, no logran la tonicidad abdominal que desean.

¿Y cuándo no es recomendable? La abdominoplastía no se les recomienda a las mujeres que desean tener más hijos o las personas que planean perder más peso todavía.  En esos casos conviene esperar. También hay que tener en cuenta otros factores antes de operarse: el médico te preguntará, por ejemplo, si fumas o si tienes diabetes, entre otras cosas.

Superadas todas esas dificultades, la abdominoplastía en general mejora la apariencia de los músculos y de la piel del vientre, que están flácidos y estirados, y puede mostrar resultados sorprendentes y exitosos. Aun así, debes tener en cuenta que es posible que vuelvas a recuperar la grasa que has perdido. Por eso es importante que junto a esta intervención también cambies de hábitos y adoptes conductas más saludables, que incluyan una alimentación saludable y una rutina regular de ejercicios.

Recuerda que una abdominoplastía no es un método para adelgazar ni reemplaza una buena dieta ni una rutina apropiada de actividad física. Tampoco puede corregir las estrías, aunque éstas puedan eliminarse o mejorarse si están ubicadas en las áreas de la piel que será eliminada.

Si has evaluado todas las posibilidades y estás decidida a hacerte una abdominoplastía, entonces debes buscar un especialista (cirujano plástico) con experiencia que trabaje con un anestesiólogo calificado y que haga el procedimiento en un hospital que tenga todo lo necesario en caso de una emergencia. No dejes de pedirle su matrícula profesional y corroborar si tiene autorización legal para realizar esta operación (cada país puede tener sus propias regulaciones). Busca referencias y no te quedes con ninguna pregunta por hacer, tanto sobre los riesgos que corres, las posibilidades de éxito del procedimiento, como el tiempo de recuperación y todo lo que te genere inquietudes.

 

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Imagen: ©Shutterstock / Andrey_Popov

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