Imagina que lentamente ves que, entre los hombros, detrás del cuello, se te forma una joroba; tu cara comienza a redondearse y aumenta tu grasa corporal. Piensas en tu dieta, pero no ha cambiado en absoluto. Esto es lo que viven muchas personas que están sufriendo el síndrome de Cushing. Se trata de una enfermedad que ha estado envuelta en misterio para la comunidad médica hasta que se descubrió que la causa estaba en el cortisol. Esta enfermedad endocrina puede ocurrir por muchas causas, lo que hace difícil diagnosticarla. En este artículo te contamos sobre este síndrome y sus dificultades en el diagnóstico y manejo.
El cortisol
En un artículo sobre los corticoides te contamos que las hormonas producidas en las glándulas suprarrenales (también conocidas como adrenales) tienen muchas funciones distintas. Dentro de estas se encuentra el cortisol, molécula que se libera en los procesos de estrés prolongados (en los momentos de estrés cortos se libera la adrenalina). Esto permite que:
Claro, en casos de preocupaciones normales esto es funcional y no tiene efectos en nuestro cuerpo. No obstante, frente a estrés crónico, muy común en nuestro estilo de vida, los efectos si perdurarán en nuestro cuerpo.
El síndrome de Cushing ocurre por una sobre producción de cortisol sin estar bajo estrés. Mientras que los efectos del estrés crónico son llamados por especialistas como síndrome de pseudo-Cushing.
Causas y síntomas
Sin un estresante el cortisol no debería subir, lo que les rompió la cabeza a los investigadores por mucho tiempo. Actualmente sabemos que factores internos y externos pueden ser la causa:
Los síntomas (por lo que reconocerlo también) hacen de este síndrome uno muy difícil de definir. Primero, porque pueden ser confundidos con otros problemas más cercanos a las elecciones de estilo de vida y, segundo, porque en cada persona las manifestaciones son variables. Sin embargo, hay algunos rasgos comunes entre los afectados:
Además, es una condición rara, que en Estados Unidos afecta entre 8 a 13 personas por millón de habitantes (de acuerdo a la organización nacional de enfermedades raras y otros estudios).
Tratamientos
En general para tratar el síndrome se recurre a cirugías de extirpación de los tumores. Esto puede acarrear una total falta de algunas hormonas en el cuerpo, para ello se recurre a fármacos que las imitan y así se logra mantener los niveles normales. Esto debe hacerse de por vida.
Previo a una cirugía, o si esta no dio resultados, se recurren a medicamentos como el ketoconazol (el antifúngico) o metirapona (el más usado) para frenar la acción del cortisol en el cuerpo.
En todos los casos, se requiere de una supervisión médica constante para controlar los síntomas y estabilizar al paciente. Principalmente porque la operación en muchos casos es riesgosa y los medicamentos toman tiempo para que se ajusten a la fisiología del afectado.
De todos modos es importante el tratamiento, porque sin ella la prognosis de supervivencia es de solo 5 años en la mitad de los pacientes. Principalmente por las complicaciones que acarrea como la osteoporosis, diabetes, enfermedades cardiorrespiratorias, y problemas crónicos en el estado del ánimo.
Por Carlos Diego Ibáñez
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