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  • El SIBO, o sobrecrecimiento de bacterias del intestino delgado, es una condición donde, por distintos factores de riesgo, aumenta la población de la microbiota intestinal. 
  • La Gastroenteróloga Dra. Verónica Martín Domínguez, en conversaciones con Vida y Salud, señaló que la baja motilidad intestinal, estar inmunosuprimido, haber pasado por una cirugía bariátrica, entre otros, lo pueden causar. 
  • Los principales síntomas del SIBO son iguales a los de muchos otros problemas intestinales, lo que dificulta su diagnóstico. Entre ellos podemos encontrar: Hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento y dolor de barriga. 
  • Para poder el SIBO se toma una muestra microbiana directamente desde el intestino, o también, con menor eficacia, midiendo los gases que las bacterias producen.
  • Los tratamientos contra el SIBO se basan en tener una dieta saludable y equilibrada, comer a las horas correctas asegurándose de comer bien, y tratamiento con antibióticos específicos. Una vez se reduce la microbiota, se da paso a una repoblación microbiana con probióticos y prebióticos.

En la búsqueda de entender el mundo complejo que supone la digestión y cómo logramos obtener nuestros nutrientes, aparece la microbiota como personaje principal. En el sistema digestivo estos microorganismos no solo nos protegen de patógenos, también nos ayudan a digerir muchos nutrientes que no podemos hacer por nuestra cuenta. Pero, en algunos casos, desarrollamos SIBO (crecimiento bacteriano en el intestino grueso, por sus siglas en inglés). Condición que afecta a millones de personas en el mundo y que ha puesto en jaque a profesionales de la medicina al ser difícil de detectar. Vida y salud habló con Dra. Verónica Martín Domínguez, Gastroenteróloga del Hospital Universitario de La Princesa en Madrid, experta en Pruebas Funcionales Digestivas e Intolerancias Alimentarias, para hablar de este padecimiento.

Doctora, ¿nos puede explicar que es el SIBO?

Básicamente es un aumento anormal de las poblaciones de bacterias de la microbiota del intestino delgado. Las bacterias al alimentarse fermentan la comida por lo que, al tener más, se produce un aumento de gases, hinchazón, se produce diarrea o estreñimiento. El gran problema para detectarlo es que los síntomas son muy generales. Además, a todo el mundo le duele la tripa (panza o barriga), todo el mundo tiene gases, es normal tener esos síntomas; es inevitable y necesario para un correcto funcionamiento digestivo. 

Además, no se debe confundir con una intoxicación bacteriana. Ya que esto lo produce un patógeno, no una bacteria normal de la microbiota. El SIBO es simplemente que las bacterias normales están en mayor cantidad de las que deberían, por lo que la actividad de fermentación está alterada.

¿Qué causa el SIBO? 

Antes que nada yo no hablaría de causas, más bien hay que pensar en factores de riesgos. Y entre ellos podemos encontrar muchos, aunque los principales son:

  • Motilidad intestinal: El intestino está constantemente moviéndose, eso permite que las bacterias también se desplacen del estómago hacia el intestino. La diabetes, el Parkinson, pacientes que toman opiáceos [como la morfina, codeína o heroína], con esclerodermia [trastornos del tejido conectivo], no tienen una buena motilidad, lo que ‘estanca’ a las bacterias y por lo tanto va creciendo la población.
  • Tener una cirugía bariátrica: Al alterar la anatomía intestinal produce un desequilibro en el número de bacterias y su posición.
  • Estar inmunodeprimido: Personas con VIH, alguna enfermedad inmunodepresora, o que están pasando por una enfermedad infecciosa, pueden alterar la acidez intestinal y estomacal, permitiendo un crecimiento mayor de bacterias en lugares donde deberían ser pocas, como el estómago. Esto también ocurre en pacientes que toman medicamentos contra la acidez estomacal como el Omeprazol.

El tipo de alimentación está involucrado en la predisposición a tener prácticamente todas las enfermedades. Además, el tipo de alimentación afecta el número y variedad de nuestra microbiota; pero no predispone a tener SIBO.

Entonces, doctora, ¿no se realizan tratamientos para SIBO en los que se cambie la alimentación?

Les pedimos a los pacientes que respeten sus horarios de alimentación, no tanto que modifiquen su dieta. Eso sí, les pedimos que tengan un estilo de vida sano y una alimentación balanceada. Otra cosa es pedirles que mastiquen bien la comida y que eviten el estrés. En esos aspectos es importante que visiten a un nutricionista o nutriólogo, porque a veces no sabemos lo que es una dieta sana y balanceada.

En relación al cambio de dieta, lo hacemos si el paciente está con muchísima distención, gases y diarrea. En ese caso les indicamos un dieta baja en FODMAP [Oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables, por sus siglas en inglés], esta dieta elimina todo lo que es fermentable por las bacterias, impidiendo la producción de gases. En poco tiempo, al bajar los síntomas, se les va retornando a la dieta equilibrada normal. Si tiene estreñimiento no lo podemos hacer, porque los FODMAP ayudan a la digestión e ir al baño. 

Finalmente, se usan antibióticos especiales que reducen, pero no eliminan todas las bacterias. Esto permite que comience un repoblamiento saludable. No es tratar una infección, es volver a lo normal.

¿Cómo es posible detectar el SIBO?

Antes que nada debemos descartar que los síntomas no sean los propios de otros padecimientos, ya que la mayoría de ellos son muy comunes. Posteriormente, la mejor forma es ir con un endoscopio a los distintos segmentos gástricos superiores para tomar muestras de cantidad y tipo de bacterias que se alojan. 

Si no podemos hacerlo, se hace una prueba indirecta, la del aliento. Dado que conocemos el tiempo que demoran las bacterias en fermentar ciertos azúcares se los administramos; de acuerdo a la cantidad de gases que se producen por la boca, y el tiempo que toman en aparecer, podemos predecir si estamos frente a un sobrecrecimiento bacteriano, es decir, SIBO. Pero es indirecto, no es 100% seguro y podemos tener errores.

Si tienes alguna sospecha, no dudes en consultar a tu médico de confianza para descartar este problema o, en su caso, que te ayude a buscar una solución.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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