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La leche materna es preferible respecto a la fórmula, salvo en casos de necesidades específicas. Por ello, la extracción de leche para una lactancia diferida puede ser una buena opción en los casos en los que no se quiera o pueda amamantar.

Extraer leche materna está indicado para aquellas madres que, por decisión personal, lo deseen. Además, en los problemas de acople entre la madre y el bebé, hipersensibilidad en los pezones, y en muchos casos por una alta producción de leche.

Para Macarena Quezada, experta en lactancia, la leche extraída debe ser tratada igual que la sangre: esterilizar los receptáculos que la contengan más de 1 hora, mantenerla refrigerada hasta 5 días o por 3 meses en el congelador y al lactar debe estar a temperatura corporal.

El amamantamiento no solo es un acto nutritivo, además es una conexión indeleble entre la madre y su bebé. Sin embargo, hay situaciones donde, por imposibilidad física, geográfica o circunstancial, se dificulta, especialmente si somos madres primerizas. En esos casos es posible considerar extraer la leche y lactar desde un biberón (mamadera). A propósito del día internacional de la extracción de leche materna, el 29 de enero, Vida y Salud conversó con Macarena Quezada, asesora, experta y fundadora del Club de la lactancia para que nos conduzca en aquellos puntos que seguramente les asaltan a todas las madres que quieren transitar ese camino.

Habiendo fórmula, ¿por qué es mejor recurrir a la extracción de leche materna?

Comparar la leche materna con la fórmula es hablar de un producto nutritivo que se hace a medida de cada bebé versus un estándar pensado para nutrir bien, pero a todos por igual. La leche materna está viva: tiene microorganismos beneficiosos, defensas de la madre que se adaptan al nivel inmune del bebé y con los nutrientes justos para cada momento del crecimiento infantil.
Aunque sea en formato diferido, ósea en biberón (mamila), siempre va a ser más positivo. Eso sí, si no es posible entregar nuestra leche, darles fórmula no es ser mala madre, al contrario, significa que te estás preocupando de tu hijo, su nutrición y bienestar.

¿En qué situaciones las madres deciden o deben extraerse la leche?

Las razones personales pueden ser muchas y todas son válidas. Si quieres salir sin tu bebé, dejar la leche es una gran opción; si vas a trabajar, tener un banco de leche es genial. En muchos casos la dificultad está en el acople entre la madre y su bebé.

Puede que la madre tenga un pezón invertido o plano. Además, si les damos biberón (mamadera) o chupete muy temprano puede que le afecte el estímulo al pezón materno. Eso se puede solucionar con una pezonera, si no funciona recurrimos a la extracción de leche.

En otros casos la madre puede tener hipersensibilidad en los pezones, o tener sensaciones de desesperación al amamantar, haciendo imposible que sea un momento de disfrute. En esos casos por salud es mejor pasar a la extracción o la fórmula.

Si es mayor la producción que la leche que el bebé pide, la extracción puede ayudar a mantener los ritmos de liberación de leche evitando una mastitis.

¿Qué puntos son claves a la hora de manipular la leche extraída?

La lactancia diferida tiene una desventaja y es la falta de adaptación al momento del bebé. Lo que significa que la leche que le doy a mi bebé puede que no sea en su formulación a lo que necesite en ese instante. Por eso yo siempre recomiendo que no se esperen muchas semanas para usarla.

Todos los recipientes que contendrán a la leche materna por más de 1 hora deben estar completamente estériles. En el caso de las estructuras del extractor con hacerlo 1 vez al día basta. Esto es necesario para impedir una proliferación de bacterias que no pertenezcan a la microbiota, especialmente en recién nacidos.

Las botellas y otros implementos que solo contendrán la leche para dársela al bebé deben estar limpias, pero no es necesario que estén estériles. Hay que ser limpios, pero no maniáticos que es imposible que todo sea estéril.

En relación a los tiempos de manipulación: A temperatura ambiente (20°C/68°F) por 4 horas; en el refrigerador de 3 a 5 días; en congelador hasta 3 meses.

Si le doy leche extraída y me queda en el biberón, esa leche sobrante no se puede guardar o congelar. Es mejor extraer nueva leche.

La leche la entregamos al bebé a temperatura corporal. Para eso tomamos la leche almacenada y la calentamos en un ‘falso baño María’ que es un bol con agua caliente y encima se deja el receptáculo con la leche. La que se encuentra congelada, se derrite muy rápido, por lo que hay que estar atentos a la temperatura.

Al guardarla en el refrigerador o nevera la leche se separa en fases, lo cual es normal. Al entibiarla se vuelve a mezclar.

En el siguiente artículo te hablaremos sobre el proceso de la extracción y las técnicas para hacer la transición del amamantamiento a la lactancia diferida.                     

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / Quinn Kampschroer

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