Un estudio sugiere que practicar ejercicios de esfuerzo que te hacen sudar, varias veces por semana, puede ayudarte a disminuir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Es una buena noticia sobre todo si en tu familia hay antecedentes de esta condición o tienes factores de riesgo, como hipertensión y/o colesterol alto.
El accidente cerebrovascular (ACV, derrame cerebral o ataque cerebral, apoplejía o stroke) es una afección frecuente en los hombres y en las mujeres, que constituye la primera causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en el mundo. Se produce cuando, por alguna razón, se detiene o se interrumpe el flujo de la sangre (y el oxígeno) que va al cerebro. Puede ser porque un coágulo bloquea un vaso sanguíneo (que es el caso más común de ACV, conocido como ataque cerebral isquémico o ataque cerebral trombótico) o porque se rompe un vaso sanguíneo que sangra dentro del cerebro (lo que se conoce como ataque cerebral hemorrágico). Además, existen los “mini-derrames cerebrales” o ataques isquémicos transitorios, que ocurren cuando la circulación de la sangre al cerebro se interrumpe brevemente.
Lo bueno es que con tu estilo de vida puedes contribuir para prevenir estos ataques. Evitar el sedentarismo y realizar ejercicios de manera regular son formas de hacerlo. Más aún, un nuevo estudio desarrollado por unos investigadores de la Escuela de Ciencias de la Salud en el Centro Internacional para la Evidencia Relacionada con la Salud, de la Universidad del Sur de Australia, ha encontrado que esforzarse hasta sudar durante la rutina de ejercicios disminuye el riesgo de sufrir un ACV, tanto en los hombres como en las mujeres.
Para llegar a estos resultados, que fueron publicados en Stroke, la publicación de la Asociación Americana del Corazón, los investigadores hicieron un seguimiento de casi seis años de los datos de más de 27 mil personas mayores de 45 años de edad, que fueron parte de otro estudio denominado “Razones para las diferencias geográficas y étnicas del ACV”, en el que dieron información sobre la frecuencia con la que practicaban ejercicios (aunque no cuanto tiempo hacían actividad física por día).
Así encontraron que un tercio de los participantes dijo ser inactivo, es decir, que hacían ejercicio menos de una vez por semana, y mostró tener un 20 por ciento más de posibilidades de sufrir un ataque cerebral o un mini ataque, que aquellos que hacían actividades con una intensidad moderada a vigorosa (lo suficiente como para hacerlos sudar) al menos cuatro veces por semana.
Entre los hombres, sólo los que ejercitaban con una intensidad moderada o vigorosa al menos cuatro veces semana mostraron un riesgo menor de apoplejía. Entre las mujeres, en cambio, la relación fue menos clara. Según los investigadores esto podría deberse a que las mujeres obtienen los beneficios de la actividad física con ejercicios menos vigorosos, como caminar.
Estos resultados coinciden con otros de estudios previos, que también encontraron que la inactividad física se encuentra en segundo lugar, sólo detrás de la presión alta, como factor de riesgo que puede provocar un ataque cerebral.
Por eso, si todavía no has establecido una rutina de ejercicios, no esperes más para ponerte en movimiento. Busca una actividad que te divierta y determina un horario que te quede cómodo. No es tan difícil establecer una rutina de ejercicios que puedas mantener a largo plazo.
Otra forma de evitar los accidentes vasculares cerebrales (ACV) es evitando o reduciendo los factores de riesgo. Entre ellos:
Como puedes ver el ejercicio te ayuda a controlar varias condiciones que pueden causar problemas de salud serios. Si todavía no tienes una rutina establecida, este es un buen momento para entrar en acción.
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