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  • Siendo el 23º cáncer más común, el de vesícula biliar es bastante poco frecuente en el mundo. Pero en Sudamérica, especialmente Chile y Bolivia, hay una alta incidencia entre su población. En muchas investigaciones se piensa que puede deberse a factores genéticos y por la presencia de ciertas salmonelas en la bilis.
  • Al ser la vesícula un órgano pequeño y escondido entre el hígado, páncreas y estómago, tiende a ser difícil de detectar en caso de presentarse un cáncer. Eso sumado a que su desarrollo es muy lento. Por esa razón es diagnosticado en etapas avanzadas, que tienen una alta mortalidad, pasado los 65 años. Además, tener historia familiar, cálculos renales y ser mujer son factores de riesgo.
  • La detección del cáncer de vesícula es muy compleja. En general se detecta por accidente al operarse otro órgano cercano o por exámenes para detectar otros padecimientos en el abdomen. 
  • Se utilizan exámenes de imagen, extracción de biopsias y análisis de sangre para reconocer signos que demuestren si hay presencia de cáncer. Las opciones de tratamiento, además de quimio y radioterapia, están apuntando hacia los tratamientos de inmunoterapia. 

El cáncer de vesícula biliar no es muy común en el mundo (está en la posición 23 del ránking), pero dentro de los países más afectados, y con mayor mortalidad, 2 son de Sudamérica (Chile y Bolivia). Muchas veces se le denomina ‘el peligro silencioso’ al ser en sus primeras etapas, silencioso y difícil de detectar. En este artículo te contaremos sobre sus causas, síntomas, así como los avances en la detección y tratamiento.

¿Qué es la vesícula?

El hígado produce un líquido digestivo llamado bilis que digiere las grasas. Es de color amarillento, por, como dijo Juan Luis Guerra, la Bilirrubina (si se eleva en la sangre, produce ictericia). Estos se acumulan antes de ir al intestino en la Vesícula biliar, que se encuentra debajo del hígado, pero encima del estómago.  

La vesícula, en nuestra región principalmente, es propenso a tener algunas complicaciones: la más común, que la misma bilis produzca cálculos que afecta principalmente a mujeres sobre los 40 años con sobrepeso e impiden la salida de la bilis, generando los llamados ataques de vesícula. 

Cáncer a la vesícula biliar

El cáncer de vesícula sigue siendo una enfermedad relativamente rara con una alta variabilidad en su presentación, especialmente porque los síntomas son muy generalistas; es común que se descubra por accidente”, comenta la Dra. Jessica Wernberg, de la Clínica Marshfield en Wisconsin, Estados Unidos. 

La causa específica aún no se entiende del todo, aunque se han visto que algunos factores de riesgo pueden aumentar el riesgo de que se produzca:

  • Edad: Las personas mayores a los 65 años son más propensas, aunque debe ser porque el cáncer se desarrolla lentamente. Es decir, se detecta al estar avanzado; como en el cáncer de ovario.
  • Sexo: Tener cálculos vesiculares y ser mujer aumenta el riesgo. La Dra. Wernberg, señala que, en Chile, uno de los países con mayor incidencia (junto a Perú y Bolivia en nuestra región), 25 de cada 100,000 mujeres lo sufre; en Estados Unidos, en el mismo número de mujeres solo 1 tiene cáncer de vesícula.
  • Genética: Se han encontrado que la historia familiar, así como marcadores genéticos pueden estar ligados con este cáncer.
  • Infecciones: 4 de cada 10 pacientes con cáncer de vesícula tienen bacterias de salmonela en la bilis, como la causante del tifus, endémica de Chile. 

Signos y síntomas

Las sintomatologías aparecen en etapas más avanzadas, las cuales tienden a ser similares a las de otros problemas gastrointestinales.

  • Dolor abdominal: Al igual que en los ataques a la vesícula por cálculos, se genera dolor persistente en el abdomen superior o en el omóplato (escápula) de la derecha. 
  • Ictericia: Tono amarillo de la piel. Es común en muchos padecimientos, inofensivos o no, del hígado y páncreas. 
  • Pérdida de peso sin explicación: Al no poder verterse eficazmente la bilis, la digestión directa de los alimentos se ve afectada. En esa misma línea, muchos pacientes sufren de náuseas y vómitos.
  • Otros malestares: El Servicio de Salud Nacional del Reino Unido (NHS) mencionan que puede haber una subida de temperatura, tener bochornos e incluso sentir protuberancias a la derecha de la boca del estómago.

Detección precoz

Detectar el cáncer en sus etapas más tempranas es una de las prioridades de los investigadores. Eso los ha llevado a desarrollar nuevos avances en ese ámbito. En el caso del cáncer de vesícula la situación es compleja por sus características y falta de investigación. Por lo que se descubre accidentalmente. De todos modos, las herramientas que se usan son:

  • Imágenes: Resonancias magnéticas, Scanner, ultrasonido o endoscopías especializadas son las elegidas para hacer una detección directa. Especialmente si hay tumoraciones o aumentos de tamaño.
  • Laparoscopía: Es la técnica quirúrgica donde se permiten insertar aparatos médicos en el abdomen mediante pequeñas incisiones. La extirpación de vesícula (colecistectomía) se hace mediante esta técnica actualmente. También se puede usar para observar y extraer biopsias. 
  • Exámenes de sangre: Se pueden reconocer toxinas, aumento de biomarcadores e incluso la presencia de daño celular. Una de estas pruebas es la de función hepática, muy común en los exámenes de sangre de rutina; si está alto, puede ser un indicio para sospechar.

Tratamientos

La Dra. Wernberg apunta que, si es detectado al inicio, más de la mitad de los pacientes sobreviven los primeros 5 años; ya en las etapas avanzadas, menos del 10%. 

Los tratamientos, especialmente en las etapas iniciales, han tenido grandes avances en todos los tipos de cáncer. Por lo que en general, la operación, la radioterapia y quimioterapia son las opciones más utilizadas. Aunque actualmente se ha agregado las inmunoterapias. 

Hace unas semanas en la revista ‘Lancet’ se publicó que el uso de pembrolizumab, un inmunosupresor, aumenta la tasa de sobrevivencia de pacientes en etapas avanzadas de cáncer vesicular sin aumentar los efectos adversos. Por lo que al parecer se está postulando a ser un tratamiento de primera línea.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / Peakstock

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