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La microbiota intestinal y la aterosclerosis están más unidas de lo que se creía. Sabemos que el endurecimiento de las arterias lleva a infartos cardiacos y cerebrovasculares. Y podría, en parte, ser culpa de nuestro intestino.

Tradicionalmente, se detecta mirando exámenes de sangre, la presión arterial y el tabaquismo. Ahora, investigaciones recientes abren otra ventana. Se sabe que las bacterias intestinales fabrican moléculas que van a nuestro cuerpo. Y al parecer algunas de ellas son capaces de afectar directamente la salud vascular.

Abriendo nuevas oportunidades para la prevención y tratamiento de enfermedades cardíacas.

Una molécula que conecta el intestino con el corazón

El Imidazol propionato (ImP) es un producto exclusivo del metabolismo bacteriano intestinal. Un estudio vio altos niveles de esta molécula en personas con aterosclerosis inicial.

Esta investigación contó con la participación de muchos países. Incluidos dos Universidades de Estados Unidos y un centro de investigación español.

  • Incluso en el estudio más importante en el mundo cardiovascular, la asociación se mantuvo.
  • Esto sugiere que ImP puede ser un marcador diagnóstico para aterosclerosis. Esos sí, por ahora, como información adicional.

El consumo de ImP provocó la aparición de placas en las arterias en ratones propensos a la enfermedad. El ImP activa [las células] generando un aumento de la inflamación sistémica. Lo que contribuye al desarrollo de la enfermedad”, señala el autor de la investigación, Dr. Iñaki Robles-Vera. Quien trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III, España.

Y también, en ese mismo sentido, vieron que bloquear en ratones la acción de la molécula, impidió la aparición de placas. Incluso redujo la progresión de la aterosclerosis provocada por el colesterol.

Este hallazgo demuestra que el ImP se asocia con la aterosclerosis. Ya que podría ser un agente causal directo.

El intestino, la dieta y la firma microbiana

Este y otros estudios han explorado la conexión entre dieta, microbiota y niveles de ImP.

  • La molécula ImP es menos presente en aquellos que siguen dietas como la mediterránea.
  • Vieron que aquellos con más cantidad de ImP, y ateroesclerosis, tenían más bacterias productoras de la molécula. E incluso, menos bacterias “protectoras o buenas en general” intestinales.

“La comida, nuestra fisiología y factores externos, afectan directamente a nuestra microbiota. Y en particular, puede contribuir directamente a la ateroesclerosis. Que están, al parecer, más relacionados con nuestro intestino de lo que pensamos”, apunta el Dr. William Roth. Neurólogo y experto en el eje cerebro-intestino de la Universidad de Chicago.

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¿Por qué el hallazgo puede cambiar la práctica clínica?

  1. Detección precoz más accesible. Hoy la detección de aterosclerosis subclínica, antes de los síntomas, precisa imágenes avanzadas. Que son caras y poco disponibles para la población. Un biomarcador sanguíneo como ImP podría identificar a quienes merecen una evaluación más profunda.
  2. Nuevos objetivos terapéuticos. Bloquear o reducir la acción de ImP podrían complementar las terapias actuales. Se propone que, si se une el bloqueo de ImP y se reduce el colesterol, podría haber un efecto multiplicador.
  3. Medicina personalizada. Medir ImP permitiría conocer el riesgo y adaptar intervenciones. En los aspectos dietéticos, farmacológicos o incluso dirigidos a la microbiota. Es decir, usar probióticos, prebióticos o futuras “bacterias terapéuticas”. Todo en función del perfil metabólico de cada persona.

Limitaciones y próximos pasos

Aunque el estudio es sólido, aún quedan interrogantes:

  • Identificar las bacterias específicas que producen ImP.
  • Evaluar la seguridad de reducir ImP a largo plazo.
  • Realizar ensayos clínicos en humanos.

El hallazgo encaja en un esquema más amplio. El intestino y la microbiota no solo influye en la digestión, sino que funciona como una “glándula” metabólica. Ya que produce moléculas capaces de alterar el cuerpo. Especialmente en la inmunidad, el metabolismo lipídico y la integridad vascular.

Por lo que ya se habla del eje intestino-corazón, unido al eje intestino-cerebro.

La salud intestinal importa para el corazón. Por ahora, entonces:

  • Seguir una dieta rica en fibra y patrones mediterráneos.
  • Mantener un peso saludable (relación grasa-músculo).
  • Controlar glucemia y presión arterial.
  • Evitar el exceso de carnes procesadas y ultraprocesados que favorecen la inflamación.

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Preguntas y respuestas

¿Qué relación existe entre la microbiota intestinal y la aterosclerosis? El intestino puede producir moléculas que inflaman las arterias. Lo que favorece la formación de placas.

¿Cómo puede ayudar la dieta mediterránea? La disbiosis (pérdida de bacterias protectoras) se asocian con riesgos cardiovasculares. Y usualmente la dieta tiene una responsabilidad en ello.

¿Se puede prevenir la aterosclerosis cuidando el intestino? Sí. Mantener una microbiota sana. Especialmente mediante dieta, probióticos y hábitos saludables. Esto puede disminuir el riesgo cardiovascular.

¿Qué se espera para el futuro? Nuevas terapias personalizadas basadas en la microbiota. Estas podrían revolucionar la prevención de enfermedades cardíacas.

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / FOTOGRIN

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