Skip to main content

Los gérmenes son los responsables de muchas enfermedades que pueden afectar a los niños y a los adultos. Para combatirlos, sólo basta con mantener una buena higiene y tener ciertos cuidados extra en esos lugares en los que suelen habitar ¡y en los que se instalan cómodamente! estos diminutos invasores. Aquí te contamos cuáles son esos espacios del hogar que más tocan las manitas de tus hijos y en los que tienen más riesgo de contagio.

¿Te imaginas la meseta (mesada) de tu cocina cubierta de hormigas negras, tantas que apenas se ve el color debajo de ellas? Pues algo similar puede estar ocurriendo pero con seres tan diminutos que tus ojos no pueden verlos: los gérmenes, que no pican como las hormigas, pero que desde luego son muchísimo peores, ya que pueden transmitir enfermedades que a veces, llegan a ser mortales.

Existen cuatro tipos de gérmenes diferentes: los virus, las bacterias, los hongos y los parásitos. Los virus y las bacterias son responsables de muchas enfermedades e infecciones, como la gripe (la influenza) y algunos tipos de gastroenteritis infecciosas que causan diarreas, náuseas, vómitos y fiebre, entre muchas otras.

Los hongos y los parásitos, en cambio, pueden provocar infecciones. El pie de atleta y la infección por cándida como la dermatitis del pañal, son unas de las más comunes causadas por hongos, mientras que los parásitos pueden generar infecciones intestinales y otras enfermedades que frecuentemente se contagian a través del agua y los alimentos contaminados.

Ahora bien, como decíamos antes, los gérmenes pueden instalarse hasta en los lugares menos pensados. La agarradera del cepillo de dientes, por ejemplo, es uno de los principales. Para higienizarla correctamente, lávala al menos una vez por semana con agua bien caliente (si puedes, métela en el lavaplatos o lavavajillas) y luego pásale un paño desinfectante.

Otros objetos domésticos que se llevan unos de los primeros lugares son los paños de la cocina (o repasadores), ya que acumulan todo tipo de gérmenes que pasan de una superficie a la otra cuando secas los platos y la vajilla, la meseta (mesada), las manos y, por supuesto, los alimentos. ¡Qué asco!

En la cocina, el refrigerador es otro lugar muy codiciado por estos microorganismos. ¡Sí, el refrigerador! Allí es muy común que se derramen líquidos y alimentos que pueden echarse a perder y pueden contaminar el resto de los productos. Si no conservas la comida como debe de ser y no mantienes limpio el refrigerador, éste puede convertirse en un foco de infección para los niños que suelen abrirlo constantemente para tomar alimentos y bebidas. Recuerda que debes de limpiar la goma o el hule que sirve de aislante para las puertas, ya suele llenarse de moho. Pásale un paño limpio humedecido en una solución de agua y cloro.

Por supuesto, el piso de la cocina también es un lugar ideal para los gérmenes, allí se encuentran los restos de la comida que se haya caído, la tierra y la mugre de los zapatos de las personas y las patitas de las mascotas, el polvo que se haya acumulado y quién sabe qué más. Eso es más que cierto, sin embargo, no es el único piso de la casa que puede estar sucio, las alfombras y los pisos de madera de otras habitaciones y las escaleras también suelen estar llenos de polvo, que pueden provocar, entre otras cosas, alergias y ataques de asma.

Los niños también suelen jugar en el patio, que también puede ser un lugar de riesgo, en especial si hay desechos de animales. Las mascotas son muy cariñosas y una gran compañía para los niños, pero también pueden transmitirles enfermedades (a los adultos también), por eso debes tener cuidado de lavarte las manos luego de jugar con ellas o de tocar sus juguetes u sus objetos y no dejar que te den besos. Ten mucho cuidado de lavarte las manos especialmente después de limpiar las deposiciones de aves, o después de vaciar la caja de arena del gatito. Lo ideal es que te pongas guantes desechables para la tarea y que uses un desinfectante para el área, especialmente si hay niños en casa.

Si mantienes una buena higiene en el hogar puedes prevenir y evitar la aparición de enfermedades innecesarias. Recuerda que es importante no sólo limpiar, sino desinfectar las superficies que pueden tener gérmenes y no dejes recipientes con agua estancada.

Además, es importante la higiene del cuerpo mismo. Está comprobado que lavarse bien las manos con agua y jabón puede salvar vidas. Recuerda lavarte las manos (y las de tus niños) no sólo antes de las comidas sino cada vez que hayas estado en contacto con las superficies que pueden tener gérmenes, tanto en el hogar como en los lugares públicos y en el colegio.

Lavarse las manos es algo fácil de hacer, pero no es cuestión de mojarse un poco con agua y nada más, ya que se necesita jabón y frotarse bien para eliminar cualquier impureza. Además, recuerda quitarte los anillos y las joyas antes de lavarte las manos. Para hacerlo correctamente, moja las manos con agua corriente y enjabónalas (no al revés), frótate hasta formar espuma y restriégate bien (de ambos lados, entre los dedos y debajo de las uñas) durante al menos 20 segundos (una buena referencia para calcular este tiempo es cantar la canción “Feliz cumpleaños” (“Happy Birthday”) dos veces). Luego enjuágate con agua corriente y sécate con una toalla de papel o con un secador de aire para evitar que queden húmedas.

Si no hay agua o jabón para higienizarse las manos, una buena alternativa es utilizar un limpiador que contenga como mínimo un 60% de alcohol. Estos productos no eliminan todos los micro-organismos pero ayudan a reducir una gran cantidad de gérmenes que hay en las manos y, de ese modo, disminuyen las posibilidades de quedar expuesto a infecciones o enfermedades.

Ahora que sabes lo importante que es lavarse bien las manos, no dejes de hacerlo cada vez que sea necesario y recuerda compartir este dato no sólo con los niños sino también con tus amigos, y con tus seres queridos: ¡puedes salvar vidas!

 

Imagen © iStock / Kim Gunkel

Comentarios de nuestra comunidad