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Si cuidas a un paciente o a un ser querido que padece de la enfermedad de Alzheimer, es importante que te informes acerca de las respuestas emocionales que pueden presentarse con la enfermedad. La agitación y la agresión son comunes a medida que el Alzheimer empeora. Aquí te cuento cómo puedes manejar estos cambios de la mejor forma posible, ayudándote y ayudando a la persona enferma.

Cuidar y convivir con una persona con Alzheimer puede llegar a ser un reto en todos los niveles, especialmente en el emocional. No es fácil ver que un ser querido va perdiendo su memoria y sus capacidades mentales poco a poco. Es muy duro cuando te das cuenta que incluso puede olvidarse de quién eres a pesar de ser una persona cercana.

A medida que la enfermedad de Alzheimer avanza, algunas personas que la padecen pueden sufrir de agitación y tener comportamientos agresivos.

La agitación significa que la persona está preocupada e inquieta. Nada parece calmarlo(a) y esto puede ocasionar que duerma poco y que se vuelva agresivo(a).

Cuando aparecen los comportamientos agresivos, las personas con Alzheimer pueden llegar a pegar, morder o causar otro daño físico a quienes están a su alrededor y los cuidan. Esto puede ser difícil de manejar, pero recuerda que la persona está enferma y hay algo que está causando su reacción agresiva.  Además, esta es su nueva forma de comunicarte algún tipo de frustración, temor o incomodidad.

Lo importante es que identifiques qué es lo que le está causando la agitación y la agresividad para poder hacer los cambios necesarios y poder controlar un poco la situación.

Es probable que una persona con Alzheimer que se ha vuelto agresiva y muy inquieta esté pasando por alguna de las siguientes situaciones:

  • Dolor
  • Depresión o estrés
  • Cambio repentino en sus rutinas, con la persona que lo cuida o en el lugar en el que vive
  • Estreñimiento
  • Pañal o ropa interior mojadas
  • Falta de sueño
  • Cansancio
  • Miedo o temor a una situación nueva
  • Sensación de pérdida, cuando se da cuenta que ya no tiene la misma libertad de antes para tomar decisiones, de salir, etc.
  • Mucho ruido o mucha gente a su alrededor
  • Ser obligado(a) a hacer algo que se ha vuelto difícil desde que tiene Alzheimer, como por ejemplo bañarse o recordar eventos o personas
  • Sensación de soledad
  • Interacción de medicamentos

Podría suceder que las personas con Alzheimer piensen que sus amigos o familiares son personas extrañas. Esto podría causarles mucho miedo y provocar que reaccionen agresivamente si no reconocen a las personas a su alrededor.

También es importante tener en cuenta que muchas veces las personas con Alzheimer pueden tener alucinaciones, es decir, que pueden ver a personas que no están. También pueden asustarse con su propia imagen en un espejo porque no se reconocen. Cuando padecen un dolor físico y no lo pueden describir pueden expresar su frustración y su dolor con golpes o mordiscos.

¿Qué puedes hacer para lidiar con esta situación? Una vez identificada la causa de su agresividad y agitación, puedes:

  • Consultar con el médico para identificar las causas físicas de su agresión y agitación.
  • Mantener la calma y escuchar sus frustraciones y preocupaciones
  • Establece una rutina ya que los cambios son difíciles de manejar para quienes padecen la enfermedad de Alzheimer. Trata de bañarlo, vestirlo y darle de comer a la misma hora todos los días
  • Permite, dentro de lo posible, que la persona se sienta en control. Llena su casa o habitación de objetos familiares y fotografías que le ayuden a sentirse seguro y amado
  • Elimina el ruido y trata de que no haya muchas personas a su alrededor en un determinado momento
  • Intenta darle masajes, poner música suave, ir a caminar, leerle historias, etc.
  • Evita la cafeína, el azúcar y la comida chatarra
  • Analiza tus propias emociones: a las personas con Alzheimer les puede afectar si ven o sienten que estás preocupado, ansioso o estresado.

Cuidar a un enfermo con Alzheimer exige mucho de ti. Tu también te tienes que cuidar. Trata de relajarte y darle una pausa a tu día, busca ayuda y vuelve a enfrentar la situación con una actitud nueva. De ello depende tanto tu salud, como el bienestar de esa persona querida que está enferma y que te necesita tanto.

 

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Imagen: ©Shutterstock / Photographee.eu

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