Skip to main content

La enfermedad hemolítica del recién nacido (EHRN, o HDN en inglés) es una condición inmunológica. Si no se detecta y trata a tiempo, puede causar complicaciones graves. Aunque hoy es más prevenible que nunca, sigue representando un desafío. Especialmente en la medicina preventiva perinatal.

Comprender los síntomas, el diagnóstico y las formas de prevención es clave. Especialmente para evitar daños neurológicos o anemia severa. En este artículo conocerás lo esencial de enfermedad hemolítica del recién nacido.

¿Qué es la EHRN?

También conocida como eritroblastosis fetal. Esta afección se produce cuando los anticuerpos de la madre atraviesan la placenta y atacan los glóbulos rojos del feto. La causa más común es la incompatibilidad del factor Rh. Una de las estructuras que se usa para los grupos sanguíneos (positivo o negativo.) Es especialmente común cuando una madre Rh – tiene un hijo Rh +.

Otra causa posible es la incompatibilidad ABO. Es decir, entre los grupos sanguíneos A, B, AB y O (mira este especial para profundizar) . Estas reacciones inmunes pueden llevar a la destrucción masiva de glóbulos rojos del bebé. Un proceso llamado hemólisis.

Cómo se desarrolla la enfermedad hemolítica del recién nacido

1. Sensibilización materna. Usualmente ocurre en el primer embarazo. Se desarrolla si pequeñas cantidades de sangre del bebé llegan a la circulación de la madre (por parto, aborto o procedimientos médicos). En esos casos, el sistema inmunológico materno puede desarrollar anticuerpos. A este proceso se le llama sensibilización. Lo mismo que sucede en una alergia.

2. Embarazos siguientes. Esos anticuerpos pueden cruzar la placenta en un nuevo embarazo. Y lo que hacen es atacar los glóbulos rojos del bebé si este tiene el mismo factor Rh que el hijo anterior.

Este proceso puedes profundizarlo en nuestros artículos sobre el sistema inmunológico.

Síntomas de la enfermedad hemolítica del recién nacido

Los signos más frecuentes incluyen:

  • Hidropesía fetal (forma más grave). Acumulación de líquido en piel y órganos (“edema generalizado”). Suele detectarse por ecografía alrededor de las 2024 semanas.
  • Anemia fetal y neonatal. Ocurren síntomas propios de la anemia. Además, aumenta la presión sanguínea. Ya que al tener pocos glóbulos rojos, el cuerpo intenta acelerar el movimiento de la sangre. También crece el bazo y el hígado al intentar producir glóbulos rojos.
  • Ictericia neonatal. Tras el nacimiento, el hígado inmaduro no elimina todo el exceso de bilirrubina. Una molécula producida en el hígado desde los glóbulos rojos muertos. Generando la ictericia. Si la bilirrubina sube mucho, puede causar daño neurológico permanente (kernícterus).

Diagnóstico temprano de la enfermedad hemolítica del recién nacido

  • Evaluación materna prenatal. Se realiza un análisis de sangre para conocer el grupo sanguíneo y detectar anticuerpos anti-Rh o anti-ABO. Generalmente, se realizan en preparación para un embarazo o en el primer trimestre.
  • Monitoreo fetal avanzado. Se utilizan ecografías para descartar hidropesía fetal y se pueden realizar pruebas como:
    • Doppler de la arteria cerebral media.
    • Cordocentesis (extracción de sangre fetal del cordón umbilical) si se sospecha anemia severa
  • Evaluación postnatal. Incluye pruebas como el test de Coombs directo. Que reconoce si hay anticuerpos maternos en la sangre. Además se hacen hemogramas completo y niveles de bilirrubina.

Para más información sobre pruebas prenatales y diagnósticos, consulta estos artículos.

Manejo terapéutico de la enfermedad hemolítica del recién nacido

1.      Durante el embarazo:

  • Transfusión intrauterina (IUT): Se realiza entre las 20 y 22 semanas si se detecta anemia fetal grave. Se aplican transfusiones hasta estabilizar los niveles de glóbulos rojos del feto.

2.      Después del nacimiento:

  • Fototerapia: Para eliminar el exceso de bilirrubina. Es útil en casos moderados y sin signos de daño neurológico.
  • Exanguinotransfusión: reemplazo de la sangre neonatal por un concentrado de glóbulos rojos y plasma libre de anticuerpos. Esto se realiza en casos de ictericia grave.
  • Transfusión simple: En caso de anemia moderada.
  • Bloqueadores de anticuerpos: Para evitar un deterioro rápido mientras se busca otra solución.

Pronóstico y posibles complicaciones

Cuando se diagnostica y trata a tiempo, la enfermedad hemolítica del recién nacido puede tener un buen pronóstico, sin dejar secuelas. Sin embargo, sin tratamiento adecuado, el bebé puede presentar:

  • Muerte fetal
  • Retraso en el desarrollo neurológico
  • Anemia crónica
  • Sordera o parálisis cerebral

Si deseas profundizar en los efectos de la ictericia neonatal y cómo manejarla, puedes leer sobre cuidados del recién nacido con ictericia.

Prevención de la enfermedad hemolítica del recién nacido

La mejor forma de evitar este problema es mediante la prevención previa al embarazo. Con bloqueadores anti-Rh. Especialmente en mujeres Rh negativas no sensibilizadas. O sea que no tienen anticuerpos, pero se sospecha que pueden producirlos. Esta se aplica:

  • Entre las semanas 28 y 34 del embarazo
  • En las primeras 72 horas después del parto, si el bebé es Rh positivo

Gracias a esta estrategia, la incidencia de enfermedad hemolítica del recién nacido grave ha bajado drásticamente en todo el mundo. De 1 entre cada 100 casos a 1 entre cada 1000.

En mujeres ya sensibilizadas, se requiere una vigilancia estricta durante todo el embarazo. Así se pueden evaluar riesgos y planear intervenciones oportunas. Aún no hay un tratamiento con tanta efectividad.

Detectar a tiempo a las madres sensibilizadas. Así como monitorizar con precisión el bienestar fetal y aplicar tratamientos adecuados son pilares. Estos han transformado la EHRN de una condición casi letal a un ejemplo de éxito de la medicina perinatal preventiva.

Preguntas y respuestas

¿Qué causa la enfermedad hemolítica del recién nacido? Una incompatibilidad inmunológica entre la sangre materna y la fetal. Especialmente del factor Rh.

¿Cuáles son los síntomas más comunes en el bebé? Anemia, ictericia, hidropesía fetal, acumulación de líquidos, y, en casos severos, daño neurológico.

¿Cómo se diagnostica esta enfermedad? Mediante análisis de sangre, ecografías y pruebas específicas como el test de Coombs y la cordocentesis.

¿Qué tratamiento se aplica si el bebé la presenta? Desde fototerapia hasta transfusiones intrauterinas y exanguinotransfusión, según la gravedad.

¿Se puede prevenir? Sí, con la administración de inmunoglobulina anti-D durante el embarazo y después del parto.

¿Cuál es el pronóstico si se trata a tiempo? Muy favorable. Con el manejo adecuado, los bebés pueden crecer sanos y sin complicaciones.

Por Carlos Diego Ibáñez
© 2024 Hispanic Information and Telecommunications Network, Inc (HITN). All rights reserved.
Imagen: ©Shutterstock / Kekyalyaynen

Comentarios de nuestra comunidad
Vida y Salud
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.