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  • La redundancia nutricional es una herramienta que permite a los nutricionistas elegir distintas opciones de alimentos que aporten los mismos nutrientes. Esto se puede aplicar a las dietas que tenemos donde replicamos los nutrientes, sobre alimentándonos.
  • En la redundancia nutricional, que comprende alimentos que aportan los mismos nutrientes, podemos quitarnos los conceptos en que hay alimentos intocables de nuestra dieta. La variedad alimenticia y los suplementos permiten prescindir de, por ejemplo, la carne y la leche.
  • Debemos cuidar la dieta que tenemos, especialmente porque los alimentos procesados agregan nutrientes que, si son consumidos en grandes cantidades, pueden causar problemas de salud, como es el azúcar. Siempre debe acompañarse de ejercicio basado en la fuerza y una buena salud mental.

Es fácil encontrarnos con anuncios y comerciales que nos hablan de lo importante de tomar suplementos alimenticios, de que comamos tal alimento porque es un ‘super alimento’, o de que todas nuestras comidas deben ser ricas en proteínas. Eso puede llevar a que, inconscientemente, superemos la cantidad de nutrientes que necesitamos debido a que muchos alimentos tienen los mismos nutrientes. Esto es lo que se conoce como redundancia nutricional. Originalmente este concepto fue creado como un principio para que los nutricionistas puedan adaptarse a nuestros requerimientos frente a restricciones, preferencia o imposibilidad de adquirir algún producto. Estas dos caras de la moneda las comentaremos en este artículo.

La redundancia nutricional

Lo que consumen los humanos afecta fundamentalmente a nuestra nutrición, suministro de energía y, principalmente, nuestra salud. […] A partir de los perfiles nutricionales entregados por diversas guías, bases de datos de distintas partes del mundo conocer las relaciones entre los nutrientes presentes en la comida y la cultura alrededor de esta. Por ejemplo, la dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, carne de pescado, legumbres y vegetales. Mientras que la dieta occidental se caracteriza por un alto consumo de carnes rojas, dulces, alimentos con azúcar añadida y bajas cantidades de frutas y verduras”, apunta el Dr. Xu-Wen Wang, de la escuela Médica de Harvard, en Boston. Sin embargo, la cantidad de nutrientes consumidos se mantiene relativamente estable.

Dicho de otra forma, diversos alimentos contienen de una u otra forma los mismos alimentos. Eso es lo que se conoce como redundancia nutricional. Lo que para los nutricionistas sirve como una ‘red de seguridad’ en caso de que falte un producto, puede, sin una educación alimenticia que superemos nuestras necesidades nutricionales.

  • Un caso sería: comer fruta de postre con helado y caramelo; triple redundancia de azúcar.
  • Comer lentejas con arroz y una longaniza; doble redundancia de proteínas.

En la diversidad está el gusto

No es necesario comer ciertos alimentos para tener los nutrientes que necesitamos. La OMS, por ejemplo, invita a cuestionar dos alimentos: las carnes y la leche:

  • La carne se considera una fuente clave de proteínas (es cierto son pocos los alimentos que tengan una mayor concentración). Pero no nos olvidemos de los vegetales y hongos que pueden fácilmente suplir los requerimientos nutricionales. Sin contar que con la tecnología de los alimentos podemos adquirir productos con proteína complementada, si estamos por nuestro tipo de alimentación con déficit.
  • Los lácteos son asociados con el calcio y la vitamina D. Sin embargo, esto lo puedes obtener de los frutos secos, las legumbres (incluso en forma de bebidas lácteas o tofu) y los alimentos fortificados. Con la vitamina D, solo debes dar unos cuantos paseos al sol.

Lo importante es llegar a los nutrientes mínimos. La desnutrición no solo es de glucosa y proteínas, muchas veces la causa de enfermedades viene por déficit de vitaminas y minerales.

Todo en justa medida

Ya en otros artículos te hablamos de los suplementos nutricionales. Tomar esas tabletas va bien para aquellas personas con dificultades para digerir u obtener ciertas vitaminas y minerales (como la vitamina B12 si no se consumen productos animales). La explosión de alimentos fortificados también ha llevado al sobre consumo. Esto, sin contar el azúcar añadido en muchos productos inesperados (de lo que hablamos en otro artículo), lo que aumenta el riesgo de obesidad. En el caso de la mayoría de las vitaminas y minerales que se consumen de más, éstas rápidamente son eliminadas en las heces y la orina; lo que no sucede con la glucosa. Además, consumir más proteínas de las que necesitamos pueden llevar, de acuerdo a estudios en animales y en humanos, a un desorden de la microbiota e inflamación.

En síntesis, navegar la redundancia nutricional desde sus dos aspectos se hace más sencillo si miramos la forma en la que se ha comido en nuestra cultura y:

  • Centrarnos en alimentos completos: Mientras menos ingredientes tenga un alimento, mejor. Reducir el consumo de alimentos procesados que tengan azúcares, grasas, sodio y otros nutrientes que quizá los tomamos desde otros platillos.
  • Recordar las porciones: Claro, podemos conseguir los nutrientes desde distintas fuentes, y del mismo alimento también; cuidemos cuánta cantidad comemos.
  • Consultar a un profesional de la salud: Una visita al nutricionista es un primer paso muy importante, en paralelo con el chequeo médico anual.
  • Sé consciente de lo que comes: Ya sabes, más nutrientes ‘buenos’ no necesariamente significa mejoría en tu salud. Simplemente debes tener una alimentación equilibrada, diversa, realizar ejercicio basado en la fuerza y tener buena salud mental. Visita nuestros artículos para que te guíes un poco más en tus elecciones nutricionales.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / Rimma Bondarenko

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